El 23 de abril se conmemora el Día del Idioma Español y el Día Internacional del Libro. Esta fecha fue elegida tanto por la ONU, como por la UNESCO al coincidir los fallecimientos de tres grandes exponentes de la literatura a nivel mundial: Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega.

Sus obras han sido tan influyentes, que se encuentran en las listas de los libros más vendidos y reproducidos de todos los tiempos. ¿Quién no ha escuchado hablar de la historia de amor trágico de Romeo y Julieta, o de Sancho Panza y el caballo del Quijote?

La popularidad de estas obras tiene relación con muchos factores, como el hecho de que trascendieron las mismas palabras y se convirtieron en personajes de obras de teatro, películas o musicales. Se trata de historias con unas narrativas que lograron sobrevivir el paso del tiempo y con las que aún muchos logran identificarse.

En Colombia, también se conmemora la obra de José Eustacio Rivera, La Vorágine, que cumple 100 años de ser publicada. Este libro, que muy seguramente se sigue incluyendo dentro de las cátedras de Lenguaje o Literatura en el colegio, destaca porque denunció el contexto de explotación al que se sometieron trabajadores del caucho en la Amazonia colombiana.

Aunque no es una lectura sencilla, plasma con gran detalle la simbiosis entre el ser humano y la naturaleza. La violencia, ambición por las riquezas y la destrucción del medio ambiente no son ajenos al panorama actual y son ampliamente descritos en esta obra que a pesar de ser escrita hace un siglo, vale la pena leer. En la mirada hacia el pasado, cobra relevancia identificar qué ha cambiado en la sociedad y en las historias del día a día, aunque pase el tiempo. Se trata de un alma universal contenida en páginas de libros.

“El alma es como el tronco del árbol, que no guarda memoria de las floraciones pasadas sino de las heridas que le abrieron en la corteza.”

― José Eustasio Rivera, La Vorágine.