29/02/2024
Opinión
Por: Francisco Vásquez
Ilustración: Juan Pablo Santana
“La peligrosidad de residir en una nación dónde la percepción tiene peso y relevancia radica en la posibilidad de que los deseos individuales sean priorizados por un reducido grupo, mientras que la intención de impulsar el avance y crecimiento de un país, región o localidad es puesta en entredicho por la búsqueda de establecer una conexión empática con el ciudadano común” (Francisco Vásquez, 2024)
El más reciente informe emitido por la Defensoría del Pueblo acerca de los asesinatos de 181 líderes, lideresas y defensores de los derechos humanos en Colombia en 2023, nos recuerda dolorosamente el legado de violencia que persiste en nuestro país. En este escenario muchos jóvenes líderes sociales han decidido callar para que su integridad física, la de su familia y allegados no se vea comprometida por unos pocos que desean seguir ejerciendo fuerza y control, tratando de silenciar las voces de aquellos que desean impactar de manera empática, decisiva y preponderante a generar progreso y desarrollo a una comunidad, municipio y/o departamento.
Así, en momentos como estos es crucial reflexionar sobre el incansable trabajo de personas como el abogado, pedagogo, comediante, actor, locutor, periodista, político, activista y mediador de paz colombiano, Jaime Garzón, quien dedicó su vida a defender los derechos de las comunidades más vulnerables y a denunciar las injusticias en nuestra sociedad. Fue un comunicador valiente y comprometido, cuyo humor inteligente y agudo le permitió visibilizar los problemas sociales y políticos de una manera única. Su voz crítica y su incansable búsqueda de la verdad lo convirtieron en una figura emblemática para muchos colombianos, siendo un referente de la lucha por la justicia y la igualdad. Un ícono de la confrontación contra el sistema burócrata del país que sigue vigente en el siglo XXI generando pánico y zozobra a los líderes sociales juveniles del país.
Garzón fue una de las víctimas de la violencia histórica en Colombia, su asesinato el 13 de agosto de 1999 nos recuerda que la labor de aquellos que alzan la voz en defensa de los derechos humanos y la justicia, puede llevar consigo un alto precio. Su asesinato y silencio sepulcral, aun sin esclarecer completamente, dejó un vacío en nuestra sociedad y envió un mensaje escalofriante a quienes se atreven a desafiar los poderes que perpetúan la violencia y la impunidad. Hoy, más que nunca, debemos honrar la memoria de Jaime Garzón y exigir justicia para los líderes sociales juveniles asesinados en Colombia. No podemos permitir que sus muertes queden impunes y que el miedo silencie nuestras voces.
Ante esto, es fundamental hacerle saber al Estado las problemáticas sociales que se presentan en el territorio colombiano para que se tomen medidas concretas que aborden estas situaciones y se garantice un ambiente seguro y justo para todos. Al exigir justicia por estos actos violentos, estamos contribuyendo a la construcción de una sociedad más justa y equitativa, donde se respeten los derechos humanos y se castigue a los responsables de estos actos atroces. Esto nos permitirá vivir en un entorno más seguro y pacífico, donde todos tengamos la oportunidad de desarrollarnos plenamente, el alzar nuestra voz ante la injusticia y demostrar nuestro compromiso con valores como la justicia, la verdad y la solidaridad. Lo cual fortalece nuestra integridad y nos brinda un sentido de propósito y pertenencia en la comunidad. Es nuestro deber como sociedad defender los ideales de justicia, paz y equidad por los cuales ellos lucharon.
Es hora de poner fin a la violencia y la impunidad que amenazan a nuestros líderes sociales. Debemos fortalecer los mecanismos de protección y garantizar una investigación rigurosa y transparente en cada caso de asesinato. Dentro de las estrategias que abogan por la defensa de los derechos humanos y la protección de grupos vulnerables está participar activamente en organizaciones y movimientos sociales. La juventud puede promover la cultura de la denuncia y la incidencia política, es decir, alzar la voz ante situaciones de violencia o injusticia, exigir a las autoridades medidas efectivas de protección y trabajar en la sensibilización y concientización de la sociedad en general.
Para lograr fortalecer estos mecanismos de protección a través de la participación de la juventud, es importante que involucremos a los entes gubernamentales y organizaciones que trabajan en la promoción de los derechos humanos y la protección de grupos vulnerables, tales como, Secretarías de Juventud, Comisiones de Derechos Humanos, Defensoría del Pueblo, etc. Es fundamental y de vital importancia que el Gobierno Nacional de Gustavo Petro y la sociedad en su conjunto promuevan un ambiente seguro y propicio para el ejercicio de la labor social y comunitaria de estos líderes.
La lucha continúa y el legado de Jaime Garzón nos inspira a seguir adelante. No podemos permitir que la violencia apague las voces valientes que trabajan incansablemente por un país más justo. Debemos unirnos en solidaridad y exigir una Colombia en la que la vida de todos sus ciudadanos sea respetada y protegida. En memoria de Jaime Garzón y de todos los líderes sociales cuyas vidas han terminado, como José Taicus Pascal, el primer líder social en ser asesinado en el 2023, perteneciente a la guardia indígena, del pueblo awá, asentado en el resguardo Peña Lisa Gran Rosario, del municipio de Tumaco de Nariño, alcemos nuestras voces y demandemos un cambio real y duradero. Sus legados vivirán con nosotros y debemos honrar con acciones concretas sus vidas, para lograr un acercamiento a la paz y la justicia que anhelamos.
Para finalizar una frase emblemática de Jaime Garzón:
“Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselo… ¡Nadie!” (Canal Institucional TV, 2020).
Además, la frase de Mauricio Toro, “Si los políticos no pudieron ser ciudadanos, nos tocó a los ciudadanos ser políticos” (Oficina de Prensa Cámara de Representantes, 2021), nos deja cierta suspicacia de que la sociedad civil se ve obligada a participar activamente en la vida política y en la exigencia de justicia y protección para aquellos que defienden los derechos humanos y luchan por un país más justo.
Los colombianos y los jóvenes estamos en la obligación de asumir un papel protagónico en la defensa de los valores democráticos y en la demanda de medidas efectivas por parte de las autoridades para garantizar la seguridad y la integridad de quienes se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. No podemos ser pasivos ante la violencia y la impunidad, sino que debemos empoderarnos y actuar como agentes de cambio en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
Sobre el autor
Francisco Vásquez es Ingeniero de Sistema de la Universidad del Tolima, Director General y Representante Legal de la Fundación Formar Estructura. Actualmente, es el Director Territorial del Tolima y Director Nacional de niños, niñas y adolescentes de la Red Mundial de Jóvenes Políticos. Se ha destacado como líder social y político de la ciudad de Ibagué.
Referencias
Canal Institucional TV. (2020). 10 frases para recordar a Jaime Garzón. https://www.canalinstitucional.tv/noticias/10-frases-para-recordar-jaime-garzon
Oficina de Prensa Cámara de Representantes. (2021). Si los políticos no pudieron ser ciudadanos, nos tocó a los ciudadanos ser políticos. https://www.camara.gov.co/si-los-politicos-no-pudieron-ser-ciudadanos-nos-toco-a-los-ciudadanos-ser-politicos
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