03/04/2025
Por: Daniela Muñoz
Ilustración: elaborada con apoyo de Canva.
Desde pequeña, he soñado con tener mi propio local, donde pudiera compartir algo especial con los demás. Siempre me imaginaba decorándolo con detalles únicos, donde las personas se sintieran bienvenidas y encontrarán justo lo que buscaban. Ese sueño se hizo realidad 11 años después con D’Verano, un negocio de calzado que nació con dedicación y esfuerzo, administrado junto a mi mamá. Iniciamos con un pequeño lugar lleno de esperanza y ganas de crecer. Aunque nuestro alcance aún es regional, cada cliente que entra nos da fuerzas para soñar más en grande, como lo es llevar a D’verano a ser nacional.
El proceso para abrir D’verano fue un proyecto lleno de planeación y dedicación. Primero, realizamos un ahorro, pensando siempre en el futuro. Sabíamos que queríamos construir algo propio, pero aún no teníamos claro qué sería. Después de meses de esfuerzo, realizamos un estudio de mercado en nuestro pueblo, Carmen de Apicalá, para identificar qué negocio hacía falta. Fue así como descubrimos que muchas personas tenían que salir del municipio para comprar calzado de calidad, algo que nos dio la idea perfecta. Con nuestros ahorros y esta información clave, dimos el primer paso para convertir nuestro sueño en realidad.
Encontrar el lugar perfecto para D’Verano fue toda una aventura. Recorrimos el pueblo con ilusión, imaginando cómo sería ese espacio que se convertiría en nuestro primer hogar como negocio. Cuando finalmente dimos con el local ideal, sentí que el sueño estaba tomando forma. Después vino la parte más emocionante: imaginar la decoración. Eso nos tomó varios días dibujando y buscando en pinterest cómo serían los estantes, qué colores usaríamos y cómo hacer que el lugar se sintiera único. Pero el verdadero corazón de D’Verano estaría en sus productos, así que viajamos a Bucaramanga, con emoción, buscando proveedores que compartieran nuestra visión de calidad y estilo.
Cuando encontramos a los proveedores, supimos de inmediato que estábamos en el lugar correcto. Entre tantas opciones, nos tomamos el tiempo para elegir los mejores diseños y materiales en calzado, pensando siempre en lo que nuestros futuros clientes necesitan, dado que no queríamos ofrecer solo calzado, sino productos que combinan comodidad, estilo y calidad. Luego, continuamos construyendo cada detalle del local: los estantes donde se lucirían los zapatos, los espejos que permitirían admirar cada par y las letras que darían identidad a D’Verano. Todo estaba listo para el gran día, y el 5 de octubre, con el corazón lleno de emoción y esperanza, finalmente abrimos las puertas de nuestro sueño.
Ahora tenemos una meta clara: expandir D’Verano a nivel nacional. Sabemos que este sueño dependerá en gran medida de nuestra presencia digital. Como lo afirma mi mamá: “Al tener una tienda en línea, es una estrategia fundamental para hacer que nuestros productos estén disponibles en toda Colombia, sin importar la ubicación física de los clientes”. Esto no solo nos permitirá crecer, sino también conectar con más personas que busquen calidad y diseño en su calzado. Además, hemos organizado un plan de crecimiento: primero, queremos llegar a ciudades grandes como Bogotá, Ibagué y Medellín, donde hay un alto interés por calzado como el nuestro. Después, planeamos ubicarnos en otras ciudades y municipios cercanos, construyendo poco a poco nuestra marca a nivel nacional.
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