05/11/2023
Por: Camila Perdomo
Ilustración: Juan Pablo Santana
Laura necesitaba un jean, desde hacía un tiempo no estrenaba uno nuevo y muchos de los que ya tenía le quedaban pequeños. Quería que fuera ancho, de color azul oscuro, con bolsillos, bota ancha y de tiro alto. Con un presupuesto lo suficientemente cómodo se dirigió a una tienda de moda y popular en la zona. Mientras caminaba, observaba cada uno de los mostradores y al final eligió cinco posibles modelos. Incluso uno de ellos no era azul oscuro, era gris, pero había logrado capturar su atención.
Se midió cada uno, los primeros dos eran muy ajustados y tenían bolsillos falsos, es decir, no le permitirían tener libertad para guardar algo en ellos. Los descartó de inmediato, luego sé probó uno que aparentemente cumplía cada uno de los requisitos. Sin embargo, cuando comenzó a caminar se dio cuenta de que le tallaba en las rodillas y hacía que cada vez que diera un paso, tuviera que encogerse un poco. Tampoco eligió ese, así que termino por probarse el de color gris; este le gusto, pero su asistente le dijo que no era el color que más le lucía, llegaba a opacar su belleza natural.
Un poco decepcionada, siguió buscando en otras tiendas. Entró a más de diez establecimientos y el resultado seguía siendo el mismo, no lograba encontrar lo que buscaba. Cuando Lucia quería darse por vencida decidió entrar a un almacén que distribuía marcas no muy conocidas, de buena calidad. Allí encontró uno a la medida, con botones dorados, un diseño perfecto para ella. No encontró algún defecto, no le talló y por eso decidió comprarlo.
Se dice que en muchas ocasiones tenemos más cuidado al buscar un jean que sea adecuado con lo que queremos, que con otras cosas. Somos lo suficientemente racionales como para entender que nos acompañará durante un tiempo y si llega a incomodarnos en algo, no lo elegimos. No obstante, esa misma lógica no parece ser la que aplicamos con las relaciones cuando nos enamoramos.
Nota: ningún Jean debe ser comparado con una relación, a excepción de los jeanes rotos. Aunque usted sabe que no son lo mejor, aun así decide comprarlos.
¡Ningún Jean fue maltratado para la elaboración de este cuento!
Sobre el autor
Decidí escribir este cuento luego de la entrevista que publicamos junto con Marta Leonor Rubiano, ella es realmente la autora de este cuento. Sin duda, es una metáfora muy corta, pero que logra transmitir un gran mensaje.
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