06/11/2025

La magia en la curita de palabras

Por: Laura Castro

Ilustración: elaborada con apoyo de Canva.

Los libros son mundos nuevos que nos permiten viajar y experimentar a través de ellos sin restricciones. Asimismo, la lectura se convierte en un refugio emocional para aquellos que en ocasiones se encuentran perdidos en la realidad. Sin embargo, en la actualidad esta actividad ha perdido su fuerza poco a poco, puesto que los adolescentes ya no perciben leer como algo satisfactorio, sino más bien obligatorio. Es importante que estas personas, futuros ciudadanos de una sociedad, siempre contemplen esta acción como una opción. Por lo tanto, deseo resaltar cómo la lectura permite que los jóvenes puedan relacionarse de mejor manera, dado que pueden verse relacionados sobre experiencias similares a las suyas que son abordadas en las diversas historias.

Para empezar, la lectura cumple un papel relevante al fomentar la estabilidad emocional en los jóvenes. Según la psicóloga Paula Guarnizo, en entrevista exclusiva, señala que “es importante que desde una edad temprana se presente esta actividad, porque ayuda al desarrollo de la empatía, la creación e imaginación esenciales en esta etapa. Igualmente, se logra crear un hábito, el cual permite que el adolescente mejore sus habilidades para interpretar lo que siente y entender a los demás.” En efecto, para la investigadora Marcela Vital, además debe analizarse cómo la lectura puede mejorar las condiciones sociales y humanas del joven. Entonces, es posible afirmar que las historias no son simplemente palabras en una hoja, especialmente para aquellos que viven en este mundo.

Leer nos permite tener una experiencia maravillosa que enciende el alma y mente de su lector. A criterio personal, he titulado “el viaje de una tarde” a esta inexplicable experiencia donde puedo percibir diferentes sensaciones. A través de la lectura logramos identificarnos con personajes y experiencias similares a las que vivimos en la cotidianidad. A su vez, los jóvenes solemos enfrentar múltiples desafíos emocionales; por lo tanto, ponerse en el lugar de un objeto ficticio ayuda a que no nos sintamos solos en nuestras luchas e incertidumbres. De hecho, un estudio realizado por la teórica literaria Louise Rosenblatt establece que la relación entre el lector y el texto es activa, es decir, no solo los “comprenden” , sino que los “viven”.

Además, esta actividad no solo abre puertas a mundos imaginarios, sino que también ofrece un refugio real y un equilibrio emocional para el estrés para al permitirnos desconectarnos por un momento de aquello que nos atormenta y nos brinda un respiro de la realidad que nos sofoca. En el contexto actual, los jóvenes enfrentamos desafíos como la presión académica, las expectativas sociales, la búsqueda de identidad y las relaciones familiares complejas. Por consiguiente, la doctora Guarnizo comenta que leer actúa como un medio terapéutico para contribuir a un bienestar emocional que en ocasiones se ve perdido. De esta forma, un libro puede ser el salvavidas que algunos necesitamos.

Finalmente, la lectura no debe de aceptarse como algo agotador o sin sentido, sino más bien una pieza importante para el desarrollo de cada individuo. Lamentablemente, para algunos este hábito es una obligación más que un placer, en el que termina por opacarse su verdadero poder transformador. Los libros no solo ofrecen historias, además, brindan la oportunidad de experimentar emociones y para algunos, sentirse acompañados en momentos de soledad. Así como el viaje de una tarde puede hacernos sentir vivos, los libros también pueden ser ese boleto que despierta nuestras emociones más profundas y nos permite encontrar sentido en la confusión de la vida diaria.

Las opiniones expresadas por los diversos autores en este medio son responsabilidad exclusiva de ellos mismos y no reflejan  la opinión del periódico o de alguna institución.

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