25/04/2024

Taller de Malabares: la electiva en la que se aprende jugando

Por: Mariana Adames Leyton

Ilustración: Juan Pablo Santana

El Taller de Malabares, es una asignatura electiva que se ofrece en la Universidad de Ibagué. Cuenta con un enfoque personalizado que permite a los estudiantes aprender a hacer malabares -como su nombre lo dice- y a través de esto, mejorar el control sobre los objetos y el entorno, como consecuencia del fortalecimiento de las habilidades motrices. Este es un espacio novedoso que tiene por objeto capacitar a los partícipes en un área de preferencia como el diábolo, el hula-hula, las clavas o la rola bola, herramientas útiles en el taller. Además, se destaca por ser una clase que ofrece a los estudiantes una oportunidad de desconexión y relajación en la naturaleza, dado que se desarrolla en la zona trasera de la casona, que es uno de los espacios verdes por excelencia de la universidad.

En primer lugar, conocí este taller por un proyecto de la clase de Lectura y Escritura consistente en seguir el progreso de un compañero a través del desarrollo semanal de esta asignatura de malabares. Esta experiencia, desde un enfoque creativo, me permitió recopilar aprendizajes y vivencias que se basaron en mis observaciones sobre la dinámica de la clase, sus asistentes, docentes y muchos otros aspectos que captaron mi interés y me cautivaron.

El producto final a entregar en mi materia fue una bitácora, realizada en colaboración con Alex Ospina, quien me permitió seguir su trayecto en la clase de malabares. Él es un abogado de profesión y actualmente estudiante de psicología de la Universidad de Ibagué que optó por la electiva para tener una actividad artístico-lúdica para compartir con su hija. Objetivo que, en mi opinión, logró a cabalidad pues se mostraba participe en la mayoría de actividades con una actitud positiva.

Adicionalmente, debo resaltar como un aspecto altamente innovador, el beneficio de realizar actividades al aire libre. Lo anterior, realizado desde los juegos, brinda una oportunidad de desconexión de nuestras propias preocupaciones y estrés, algo muy común en cualquier estudiante, permitiéndonos salir un poco de la rutina. De igual forma, los espacios lúdicos incentivan la curiosidad por las actividades y habilidades como la perseverancia, que se ven fomentadas desde la necesidad de dominar los movimientos requeridos para cada ejercicio pedagógico.

A modo de conclusión, resalto la relevancia del trabajo articulado entre clases que hacen parte del “núcleo común básico” y electivas, pues con este tipo de proyectos se perciben los avances que se realizaron desde ambas partes, en los que cada uno creció de una forma distinta. El empeño y relación activa entre nosotros como autores y la persona evaluada tuvo grandes impactos personales, y hoy guardo con cariño las risas y momentos compartidos en la clase.

Las opiniones expresadas por los diversos autores en este medio son responsabilidad exclusiva de ellos mismos y no reflejan  la opinión del periódico o de alguna institución.

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