4/03/2024
Por: Julián Aranzales
Ilustración: Santiago Vanegas Sánchez
El ingreso al mercado laboral, se asimila a la experiencia de ir a entrenar por primera vez a un gimnasio: se encuentran personas de distintas edades, géneros, razas, sexos, demás condiciones, todas ellas tratando de ocupar la misma máquina. Si usted es afortunado, tendrá a una persona que lo guíe e indique cómo realizar los ejercicios, qué máquinas utilizar, qué alimentos consumir e incluso puede que le dé una expectativa de en cuánto tiempo podrá notar los resultados. Sin embargo, esa compañía no siempre está presente y puede ser que con el tiempo usted se desespere al ver que sus ejercicios parecen no dar resultados.
Para algunas personas resulta obvio, para otras no tanto, pero una habilidad útil si necesita empleo es tener “contactos” que le puedan ayudar a conseguir uno. Si ese es su caso, no se apene y acepte el apoyo que le ofrezcan, probablemente usted hizo algo bien para merecer esa amabilidad. En el mundo real es una ventaja contar con habilidades sociales que un día puedan servirnos para conseguir camello. No se trata de algo malo, a fin de cuentas somos un ser social y requerimos de otros para alcanzar nuestros objetivos. Muestra de ello es cierto personaje de la política nacional, que a pesar de verse inmersa en el escándalo del presunto hurto de unas maletas y el uso indebido de la prueba de polígrafo en contra de una niñera, le siguen dando altos cargos públicos en el ejecutivo. Ya quisiera más de uno estar en su situación laboral.
Pero, pasa que hay personas que por distintos motivos no cuentan con esta herramienta. Su búsqueda no pasa a ser misión imposible, solo adquiere un nivel mayor de dificultad. Como cuando se está haciendo press de banca y a la barra le ponen algunos discos más: se puede seguir con el ejercicio, pero se requiere hacer un cambio, ya sea de técnica y/o de fuerza. En este caso, usted puede postular su hoja de vida y/o curriculum vitae a través de plataformas como LinkedIn, El Empleo, Computrabajo, Unidad del Servicio del Empleo, Agencia Pública de Empleo, y básicamente cualquier otro medio por el que encuentre una vacante. No hay que esperar que el empleo le caiga del cielo, a no ser que quiera trabajar atendiendo accidentes aéreos o en el aprovechamiento de agua lluvia.
También, es natural sentir algo de frustración al no recibir una respuesta favorable. Quizás esto no ocurra con la primera hoja de vida enviada, pero luego de algunas docenas de mensajes de agradecimiento que llegan luego de participar en la convocatoria a un empleo, sin poder continuar en el proceso, se produce cierta melancolía y cuestionamientos como: ¿Estará bien mi hoja de vida?, ¿Debo cambiar mi formato?, ¿Añado certificaciones?, ¿Cambio el texto de presentación?, ¿Cambio la foto?, ¿Y si hubiera estudiado otra carrera?, ¿Cuánto se ganará en OnlyFans?, ¿Me voy del país? Advierto que no es mala idea revisar aspectos estructurales de la hoja de vida. No obstante, aunque pueda ser la hoja de vida perfecta, si hay otra persona con un perfil que se ajuste mejor a esa vacante, no queda más que seguir intentándolo, así como rezan las tapas de gaseosa en sus concursos.
Pese a lo anterior, no podemos rendirnos en nuestra búsqueda. Debemos creer en nuestras capacidades, nadie lo hará si no lo hacemos nosotros primero. Debemos salir de nuestra zona de confort y optar por cada vacante donde nuestro perfil cumpla con los requisitos exigidos, es incierto cuál de ellas abrirá el camino hacia nuestro máximo potencial. Debemos ser pacientes, ya que la paciencia es un pilar fundamental de todo proceso. Por último, y más importante, en la medida de lo posible debemos hacer aquello que nos haga felices, sin temer al fracaso. Total, hoy hay personas que fracasan trabajando en lo que no les gusta, ¿Por qué no arriesgarnos a fracasar en lo que sí?
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